Gacetilleras, Teatro, Vicky Molina

El Teatro por dentro y por fuera: Capítulo II, por Pedro Fernán

 

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Me parece más justo, sin embargo, no ir directo al grano y remover podredumbres… si no hurgo en mi pasado y mi temprana vocación teatral.

CINCUENTA AÑOS dan y quitan mucho. Confieso…”Confieso que cualquier tiempo pasado fue peor”. El teatro era (más que ahora) el chivato de la voz del pueblo; sin más: el clamor de un espejo cercano y moribundo. Había, por otra parte otra comedia de teatro “amable” que no pasaba ni por aquella estrecha censura. Y estaba el miedo: ese paralizante inevitable que cualquiera sabe que te podían señalar para toda una vida…”y la siguiente”

Causaba estupor, cuando fuera de las Españas el “baúl de la Piquer; Los Flores; Juanita Reina….(con todos mis respetos y admiración hacia ellos) causaban entusiasmo en vista de aquella España alegre, y risueña, donde lo peor era: “Que se había largado con otra, pero que algún día volvería” A aquellos artistas, con la mayor inocencia” le habían colgado el San Benito de “Españolear” y ellos, lo repetían con gran orgullo. Visto desde ahora me hace, levemente, irónico ¡Cómo somos! Y ¿lo seguiremos siendo?… Todas sus obras las recuerdo con claridad; Pero la que me dejó marcado fue Aquella de A. Sastre: ESCUADRA HACIA LA MUERTE.

Leo Vilar, profesor de la ESAD

Leo Vilar, profesor de la ESAD

Era el primer año que me matriculé en Arte Dramático. Mis profesores eran Victoria Avilés y LEO VILAR. Ella, llena de vigor y apasionado encanto dominaba todas las técnicas de la puesta en escena y la declamación. Él, aparentemente más distante, pero educadísimo y con su poder de comunicación. Nos convencía de la necesidad de leer y examinar por escrito toda obra viviente que teatralmente, editaba PRIMER ACTO, TEATRO DE VANGUARDIA. Y COLECCIÓN TEATRO DE ESCELICER. Todo estaba en las carteleras de Madrid y Barcelona.

Un día, inesperadamente sonrío…, y dijo: Esto… Una cosa como esta vivieron nuestros padres. Abrió una página de “Escuadra hacia la muerte” y dio comienzo su intervención. Al primer párrafo, él estaba emocionado, después a la mitad, a todos se nos caían las lágrimas.

Al final, llenos de emoción, toda la clase se levantó y comenzó un aplauso enardecido; que él, enérgicamente, cortó diciendo: ¡A los profesores no se nos aplaude!

Enmudecimos todos…”¿pecado?” …. Inmediatamente, Leo esbozó una sonrisa que quedó bañada por un grupo de lágrimas que llegaron a su garganta invadiendo sus pupilas. Sólo pudo decir: “He pasado mucho miedo. Al mostrarme ante vosotros, nos la jugábamos todos”

– ¡Qué ser tan entrañable! Me dije.

Pedro Fernán es Catedrático de la Escuela de Arte Dramático de Málaga

 

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